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Perfiles de maestros y médicos que trabajan por la inclusión educativa

Carlos Cortés, uno de los precursores del aula hospitalaria en Colombia

Carlos, o como le dicen todos los niños, profe Carlitos, es el alma que revive la esperanza de los niños con su pedagogía hospitalaria.

Carlos Cortés: "La inclusión educativa va mas allá de la enseñanza de áreas académicas, la inclusión tiene implícita la participación del individuo, incluso hasta su propia muerte; la vida pasa, incluso en los escenarios de dolor".

El perfil que buscamos

En esta interfase, dedicada a los médicos y profesores, iniciamos el diálogo con el perfil de un experto: Carlos Cortés.

“La vida pasa incluso dentro de los contextos de incertidumbre y dolor. El lenguaje y lo simbólico es muy poderoso para generar vínculos y en esos momentos, incluso en los últimos, la vida tiene un lugar. Graduar niños, incluso en la etapa terminal de sus vidas terminan siendo actos de reconciliación”.

“Mi pasión por la pedagogía hospitalaria surge al reconocerme vulnerable en contextos de dolor y enfermedad, conectándola con mi capacidad de servicio desde una pedagogía distinta, innovadora, humana y afectiva”.

 

Así describe Carlos, un bogotano de 44 años, pedagogo y director del programa de pedagogía hospitalaria de la Fundación Cardioinfantil, su más profunda pasión.

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Enfatiza en la diferencia que existe entre aula hospitalaria de la pedagogía hospitalaria. Es claro al explicar que el aula hospitalaria es una propuesta que nace en el año 2010 desde la Secretaría de Salud de Bogotá, cuyo objetivo es garantizar la continuidad de la educación en niños en situación de enfermedad que deben ausentarse de sus aulas de clases regulares para recibir tratamientos crónicos.  

“La pedagogía hospitalaria es un concepto más amplio que cubre necesidades académicas y adicionalmente la gestión emocional, espiritual, social y acompaña al individuo en algunos casos hasta la muerte”, señala este médico colombiano.

El profesor Carlos Cortés nació en Bogotá (Colombia), cursó bachillerato técnico y posteriormente hizo sus estudios pedagógicos “por un llamado del corazón” gracias al cual se enfocó en la licenciatura en educación especial: “Yo mismo me sentía distinto, me alejaba de lo técnico y convencional y mi lugar estaba con las comunidades que se sienten diferentes, eso le dio sentido a mi vida”, señala. 

Después de graduarse como pedagogo, comenzó labores en escuelas de educación regular al mismo tiempo que trabajaba en proyectos de cultura ciudadana para desplazados y desmovilizados: “Una vez probé ambas vertientes, decidí que mi lugar está dentro de la pedagogía hospitalaria”.

Ingresó a la Fundación Cardioinfantil gracias a una convocatoria en el año 2008 e inició su capacitación de vida porque en ese espacio encontró la forma de unir sus pasiones en lo social y lo humano. Allí conoció a muchos niños que ingresaban a la clínica con expectativas de estudio que eran truncadas por un diagnóstico de enfermedad; “yo no soy un niño enfermero”, afirma el doctor Cortés citando las palabras de una pedagoga venezolana. Su experiencia da cuenta que los niños construyen su identidad más allá de una enfermedad.

Fue entonces cuando conoció los procesos de aulas hospitalarias del Distrito y cuestionó si era suficiente con la garantía educativa, o si en ese proceso debía incluirse una gestión emocional.   Así fue como Carlos comenzó a construir lo que es hoy el programa de “pedagogía hospitalaria” que más allá de lo académico ayuda a estos niños en condición de enfermedad a identificarse y al mismo tiempo, a desarrollar vínculos, sociales y emocionales mientras se ocupan de su afección.

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¿Cómo funciona y se engrana el programa de pedagogía hospitalaria que dirije Carlos?

Audio 1 Entrevista Carlos Cortes
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El programa tiene 3 pilares: asistencia educativa, asistencia emocional y resiliencia asociada a su enfermedad; formación en valores y conexión directa con un aula regular que además de proveer el currículo académico, les permita reintegrarse a la misma con niveles de inclusión y participación adecuada.

Teniendo en cuenta esto, hacia el año 2020, Bogotá tenía aproximadamente 30 aulas hospitalarias cercanas a colegios distritales nodrizas que las respaldan, pero Carlos ha trabajado durante los últimos 14 años para que esas aulas nodrizas provean una adaptación de los currículos, asignaturas, contenidos, procesos de evaluación con estrategias más cercanas y funcionales, significativa y divertida, dentro del hospital y en casa del niño con condición de discapacidad que le impide desplazarse y finalmente en el aula de clase regular.

“Mi vida está marcada por emociones muy fuertes, pero el hecho de convivir con una enfermedad no puede anular las emociones, los vínculos, la formación educativa, los espacios lúdicos y los procesos de vida. La educación integral dentro y fuera de las aulas debe contener todos estos aspectos, así, para ello, los profesores deban ir a las habitaciones de un hospital o a una unidad de cuidados intensivos”, señala el doctor Cortés.

Con la misma pasión que narra sus inicios en este tipo de educación inclusiva y participativa, Carlos recuerda cómo durante los últimos 10 años se creó la carta de los Derechos de los niños hospitalizados, derechos que permiten que personas como Carlos puedan adaptar los currículos académicos a las necesidades específicas de cada niño. Esto permite la implementación de múltiples estrategias como la pedagogía a través de terapias asistidas con animales o mascotas, áreas lúdicas, musicoterapia, además de la inclusión de profesores especializados en áreas como unidades de cuidado intermedio, unidades de salud mental, implantación de programas que soporten a las familias para que permitan proyectarse a los niños como individuos que se reconocen de forma individual como sujetos activos con derechos y oportunidades.

“Muchos niños marcaron mi vida”, dice emocionado, “pero seguramente también marcaran mi muerte”. Con estas palabras el doctor Carlos Cortés da cuenta que la pedagogía integral, no solo tiene como objetivo sostener una inclusión educativa de ese niño a quien lo afecta una discapacidad o una enfermedad crónica, sino que simultáneamente ese niño debe ser educado en otros aspectos que ha mencionado en esta historia de su vida pedagógica “especial” y a quienes no escapa el acompañamiento a la muerte. Y es que Carlos resulta ser el maestro integral para muchos niños, incluso para aquellos que desean sentirse incluidos pero que conocen muy bien que no volverán a las aulas, aun así, aman pertenecer a alguna de ellas.

“Un día una madre me buscó en el hospital y me pidió que subiera a despedirme de su hijo. Al principio todos quedamos confundidos, pero entendimos que la vida también pasa en los momentos de dolor. Subí y el niño abrió sus ojos y me pidió que calificara su tarea”...   

Finaliza su narración comentando que muchos padres y niños les piden compañía en su momento terminal, de hecho, un grupo de niños algún día le pidió que los graduara, reconociendo su alegría por aprender y superar muchas barreras. 

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“Incluir académicamente va mucho más allá de educar en asignaturas, incluir tiene implícito hacer partícipe al individuo, incluso de su propia muerte”.

Audio 2 Entrevista Carlos Cortes
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© 2023 Martha Solano Villareal - Bogotá, Colombia

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